Pueblos. El casco urbano de Villar del Monte, Truchas, León.
El núcleo de población de Villar del Monte, perteneciente al municipio de Truchas, se encuentra situado en la comarca de la Cabrera, al suroeste de la provincia de León. Dicha comarca se caracteriza por una orografía muy accidentada, que marca el desarrollo de las poblaciones que la componen, y que tiene en los Montes Aquilianos y en la sierra de la Cabrera sus límites con las zonas que las rodean. Ambas formaciones crean hacia el interior de la comarca una división de la misma en dos subcomarcas: la Cabrera Baja, cuyas aguas recoge el río Cabrera, afluente del Sil, y la Cabrera Alta, cuyo eje es el río Eria, afluente del Duero. Villar del Monte pertenece a esta segunda subcomarca.
Agrupación de viviendas en la calle Real, al lado de la ermita del pueblo. Se aprecian las características comunes entre edificios de vivienda: dos plantas, la inferior destinada a establo y almacén, muros portantes de mampostería, galerías de madera protegidas por entablados. Fotografía tomada en 1.996, al igual que el resto del presente artículo.
Los edificios de vivienda de Villar del Monte se agrupan linealmente formando calles, siendo la principal de éstas la calle Real.
Calle Real. Edificio de vivienda en dos plantas, entre otros de similares características. Vivienda en planta alta y establo en planta baja.
La altitud media de la zona es de 1.200 m, situándose el núcleo estudiado a 1.110 m, con unas pendientes dentro del mismo de entre el quince y el diez por ciento en sentido oeste-este y más suaves - entre un tres y un cinco por ciento - en sentido norte-sur. La geología de la Cabrera Alta se caracteriza por el predominio de pizarras, material empleado en la construcción de todos los edificios estudiados. Los suelos de cultivo son pobres y escasos. Por último, la climatología es bastante dura, propia de zona montañosa e influida por el clima continental de la Meseta, con frío y calor extremos. Las lluvias son abundantes, con 600 mm anuales en las zonas más bajas y 1.500 mm en las más elevadas. Las nevadas se dan durante un largo período y sus restos en las hoyas de las cumbres permanecen hasta el mes de julio.
La vegetación propia de la zona se compone de pequeñas zonas de robledal (antiguamente muy extendido pero diezmado a principios del siglo XX para hacer traviesas para vías del ferrocarril) y pinares, grandes zonas de monte bajo, con el brezo como matorral dominante. La agricultura se reduce a centeno, patatas, lino y alguna hortaliza para el consumo propio. La escasez de tierras de labor y la pobreza de la tierra, unidas al diminuto tamaño de las fincas hace que todas las labores del campo sirvan exclusivamente para subsistir. La ganadería cobra, pues, una mayor importancia económica que en otras zonas, siendo el ganado caprino y el ovino los que contribuyen en mayor proporción al sostenimiento de la reducida población de la comarca.
El núcleo se organiza en torno a una calle principal - la calle Real - que es la que lo comunica, hacia el norte, con el resto de las poblaciones de la Cabrera. Con unos cuatrocientos metros de longitud, la calle Real posee un gran número de fachadas de edificios en su mayor parte de vivienda. La agrupación de viviendas se realiza en tramos de fachada de entre cuarenta y sesenta metros de longitud, conformando calles de trazado irregular, que en su mayoría responden a servidumbres de paso a antiguas posesiones.
Hacia el centro del pueblo, la calle se ensancha, creando un espacio de donde parten otras calles. La calle de los Pajares, con una fuerte pendiente, se dirige al punto más alto de la población, donde se encuentran el mayor número de edificios destinados a pajar y almacenes. La calle de la Portiella se dirige hacia la zona de las eras, habiéndose construido, entre otros, varios lagares y viviendas.
El resto de calles son de menor importancia, teniendo todas unas longitudes de alrededor de cincuenta metros. Los edificios singulares, que no son objeto de este trabajo, son la fragua, la Iglesia, la Ermita, la escuela y la casa del párroco.
La ermita del pueblo, dedicada a la Virgen de Guadalupe.
Edificios de vivienda en la calle Real.
Otro edificio con un programa idéntico al anterior, en el que se puede observar también el encestado que protege la planta superior.
Edificio de vivienda y establo con la planta superior (vivienda) volada mediante maderos y protegida del exterior por un encestado con barro y paja
Edificio de vivienda y establo con galería de madera en la planta superior. El tamaño de las viviendas no es uniforme.
Edificio de vivienda y establo con amplia galería en esquina en buen estado y acceso separado en el lateral derecho mediante una escalera de piedra.
Tipos de construcciones.
Los edificios de vivienda responden al tipo de casa con corredor, muy común a toda la comarca. Son edificios de dos plantas, estando la baja destinada a albergar animales, normalmente pequeños (el ganado caprino y ovino se guarda normalmente de edificios separados).
El programa de los mismos es muy reducido, como corresponde a una economía de subsistencia. A parte del ya mencionado establo-almacén en la planta baja, la vivienda en planta alta se compone de una pieza de cocina en la cual se desarrolla la vida de la familia y de una o dos piezas de dormitorio para padres e hijos.
El acceso a la planta alta se suele hacer mediante una escalera exterior, situada en la fachada principal y que da paso a la mencionada cocina. Prácticamente todas las viviendas cuentan con una ampliación hacia el exterior que consiste en la ejecución de un corredor realizado con materiales ligeros y volado en fachada.
En ocasiones el corredor dobla la esquina, aprovechando la práctica totalidad de la superficie posible y sirviendo como paso a las distintas estancias que componen las viviendas de mayor tamaño.
Edificio de vivienda con escalera exterior protegida continuando el entablado del corredor.
Otras piezas auxiliares, como las bodegas, se sitúan en la planta baja de las viviendas. Las cocinas tienen, normalmente, una chimenea o un hueco por donde escapar el humo por el tejado. También se da la solución de que no existan hueco alguno en el tejado y el humo salga directamente por la ventana. De las cocinas visitadas, prácticamente todas poseen una chimenea que arranca de la altura de terminación de los muros de carga con una campana hecha de tablas y recubierta de barro y paja.
Detalle de edificio de vivienda. Muros de mampostería y corredor de estructura de madera parcialmente protegido por entablado.
Edificio de vivienda con el corredor en línea con las fachadas de los edificios vecinos. La escalera de acceso, de dos tramos, combina peldaños de piedra y de madera.
Otra de las calles del pueblo. En el momento en que se tomaron las fotografías (1996) había fachadas que se habían reparado utilizando materiales no adecuados a su entorno.
Edificio de vivienda con escalera de acceso exterior y corredor desprotegido. El establo y almacén se encuentra en planta baja.
Edificio de vivienda exento sin corredor superior y con pajar adosado a uno de los laterales. La fachada ha sido tratada con un sencillo revoco.
Edificio de vivienda exento. Mantiene las mismas características que los anteriores, con la ampliación de la planta alta mediante un corredor.
Las viviendas tiene una planta generalmente rectangular, con un volumen exterior perfectamente definido y potenciado por el empleo de los pocos materiales presentes en la comarca : muros de mampostería de pizarra, voladizos de tablas de madera o encestados, cubiertas de pizarra y esquinas en arista, siendo muy raras las soluciones de esquina redondeada.
Un elemento muy característico es el horno hacia el exterior. Normalmente, las cocinas disponen de un horno de pequeño tamaño cuyo volumen permite que quede en la misma pieza, pero en ocasiones el volumen del horno hace imposible esto último, siendo obligado sacarlo al exterior y situarlo en el mismo corredor volado.
Los patios se originan, generalmente, como espacios comunes que dan acceso a edificios de vivienda que mantienen las servidumbres de paso de antiguas propiedades o tierras de labor. No hay un tamaño de patio que pueda definirse como habitual, siendo éste el resultado del número de propiedades que abren a él. Es muy habitual la existencia del un cuerpo en la planta superior de la vivienda obligada a respetar la servidumbre que aproveche el espacio para crear dependencias de vivienda. Otra servidumbre que aún se observa entre algunos edificios en pendiente es la existencia del denominado callejón de aguas, que permite el paso de éstas últimas entre dos edificios en terrenos de pendiente elevada.
Por último, los edificios auxiliares se dividen en almacenes, establos y pajares. Estos últimos son los más numerosos y se encuentran mayoritariamente en la zona más elevada del pueblo. Hay un número de pajares muy importante en relación a otras poblaciones de la comarca.
Los pajares tienen una planta rectangular y cubierta a dos aguas. Los tejados son, en un gran número, de paja de centeno. Se disponen adosados linealmente, compartiendo testeros, cubierta y muros y diferenciándose al exterior por los accesos individuales que cada uno de ellos tienen el la fachada principal. Es habitual que las esquinas se resuelvan con aristas, aunque hay algunos que adoptan la solución de esquina redondeada para permitir, por ejemplo, el paso de los carros.
La separación interior entre los pajares se realiza bien mediante muros de piedra o bien mediante largas varas de madera atadas a vigas de cubierta. Dado el escaso uso que ya se hace de ellos (motivo de que no se haya renovado su primitiva cubierta de paja por otra de losa de pizarra) su estado de conservación actual es muy malo, no existiendo mas que restos de bastantes de ellos.
Callejón de aguas entre dos casas.
Chimenea acampanada en un edificio de vivienda. Las chimeneas, normalmente de menor tamaño que ésta, van asociadas a la sustitución de la paja de cubiertas por pizarra.
Cuerpo exterior de un horno, apoyado sobre el terreno y protegido mediante una pequeña cubierta independiente. En otras ocasiones, el horno se situa en el corredor.
Acceso a un patio compuesto por varias viviendas. La servidumbre de paso se resuelve mediante la construcción de un cuerpo superior de vivienda, en este caso, un forjado de vigas de madera apoyado en dos jácenas y con un entablado para formar el solado.
Pajares con cubierta a dos aguas de paja de centeno. Se puede observar, en la mitad del tejado, el remate superior del muro de mampuesto que separa a ambos en su interior, realizado con losas de pizarra colocadas escalonadamente.
Soluciones constructivas.
La cimentación de los edificios se realiza siguiendo dos modelos distintos, dependiendo de la capacidad portante del terreno sobre el que descansa. El primero consiste en la ejecución de zanjas de poca profundidad y de un ancho ligeramente espesor al del muro que hay sobre ellas. Dichas zanjas se rellenan con piedras bien asentadas y de tamaño superior al de las que sirven para la ejecución del propio muro. El segundo consiste en asentar la mampostería de los muros directamente sobre la roca que sirve de sustento al muro de carga.
Los muros de carga se resuelven mediante mampostería de pizarra en piezas delgadas e irregulares, que sólo en las esquinas adquieren un tamaño mayor y en raras ocasiones llegan a ser sillares. Como regla general el mampuesto se encuentra colocado con gran delicadeza, encajando bien todos los elementos del muro. Como elemento de relleno y acabado de la parte exterior del muro, en las irregulares uniones de algunas piedras, se emplea el barro rojo, a veces añadiéndole paja. Los muros de carga suelen ser de dos hojas de piedra. También se emplea el encestado como cerramiento en las plantas superiores de viviendas y establos, más raramente en pajares.
En la zona más alta del pueblo se encuentra el mayor número de pajares, junto a otros utilizados como establos y viviendas. Las cubiertas de los pajares se encontraban en mal estado y fueron sustituidas por placas de fibrocemento.
Agrupación de edificios auxilares destinados a pajares y establos situados en la entrada del pueblo. La paja que se empleaba originalmente en sus cubiertas fue sustituyéndose paulatinamente por tejas de pizarra.
Agrupación de pajares. La cubierta original de paja de centeno de los pajares situados al fondo ha sido sustituida por láminas de fibrocemento.
Pajar con hastial rematado con losas de pizarra escalonadas. Los muros, de mampuesto, refuerzan sus esquinas reservando para éstas las piedras de mayor tamaño
En los vanos, que nunca llegan a tener una luz superior a los 120 centímetros, los dinteles se resuelven mediante secciones de madera de roble de unas dimensiones aproximadas de 30 x 30 cm. Dichos dinteles suelen apoyar en los muros unas longitudes, a cada lado, equivalentes a un 75 % de la luz de vano. Dichos apoyos se refuerzan mediante el empleo de jambas de igual sección y material que se atan al muro mediante llaves de piedra.
El cerramiento de los cuerpos volados es siempre ligero. La mayor parte de las veces se resuelve mediante el empleo de tablas verticales de madera sobre listones rectangulares verticales. Otras veces se realiza mediante un encestado de ramas y barro con paja. A menudo el resultado es una mezcla de ambas soluciones.
Las escaleras de acceso a las viviendas suelen estar situadas en el muro de fachada a la calle. Son, en su mayoría, exteriores. Se resuelven mediante losas de piedra de una sola pieza que conforman cada peldaño, apoyadas en muros de mampostería con las mismas características que los anteriormente descritos. Normalmente, los tres últimos peldaños se resuelven mediante el empleo de peldañeado de madera sobre dos o tres pequeñas secciones de roble.
Los forjados se realizan mediante tablas de madera sobre vigas que apoyan en muros de carga. El voladizo de fachada se ejecuta haciendo sobresalir alrededor de 150 cm las vigas del forjado interior de la fachada. Es habitual el empleo de sencillos tornapuntas para reforzar dichos vuelos.
Las cubiertas se construyen con vigas de madera de roble de medidas similares a las anteriores, con una estructura primaria sobre la que se apoyan unos palos de menor tamaño sobre los cuales se sitúa el material de cubrición. Los materiales de cubrición empleados en Villar del Monte son dos. Por un lado, la cubierta de paja de centeno atada, sistema de cubrición original que poco a poco se ha ido abandonando y sustituyendo por el de losas de pizarra. Actualmente quedan cubiertas de paja en un gran número de pajares. Sin embargo, la cubierta dominante es la de losas de pizarra, muy presente aún en los edificios de vivienda, pero que comienza a sustituirse por otros materiales de cubrición (fibrocemento, etc.) aunque colocándose siguiendo las pautas del los materiales tradicionales. Los aleros se resuelven volando los cabios de la cubierta y prolongando un entablado hasta una longitud de unos 30 ó 40 cm.
Las divisiones interiores se resuelven de tres formas, dependiendo de qué zonas separan. En establos, pajares y zona inferior de la vivienda, mediante ramas o tablas de maderas sujetos a una estructura secundaria de madera. En el caso de dependencias de vivienda, esta se suele soluciones con un encestado.
Pajar. Vista interior de la cubierta realizada con maderos y paja de centeno. Se aprecian los nudos de atado ésta sobre vigas y palos.
Pajar. Vista interior con el arranque de la estructura de cubierta sobre muros de mampuesto. Las separaciones interiores se hacen con palos verticales.
Detalle del voladizo de un corredor, realizado mediante ménsulas de madera, reforzadas ocasionalmente con tornapuntas, y tablas de madera.
Las carpinterías se ejecutan mediante el empleo de tablas verticales o listones de madera. Las puertas poseen cerraduras de madera, en las que un sencillo pero efectivo mecanismo impide su apertura a no ser que se emplee la llave adecuada, también de madera. Las puntas de acero, tanto en estructura como en carpinterías, son elementos relativamente recientes, habiéndose empleado con asiduidad las fijaciones mediante clavos de madera.
Las chimeneas se realizaban mediante un sencillo hueco en cubierta, posteriormente se han ido levantando mediante una sencilla estructura secundaria formada por perfiles rectangulares de madera sobre los que se clavan lajas de pizarra. También existen casos puntuales de chimeneas con una estructura de sujeción más importante.
Los hornos en prácticamente todas las poblaciones de la Cabrera Alta comenzaron siendo comunitarios. Por diverso factores, los hornos comunitarios fueron abandonándose y en muchas viviendas aparecieron hornos de barro y paja hacia el exterior de tamaño suficiente para hacer varias hogazas de pan en su interior. Al ser normalmente un añadido, el horno se convierte en una pieza significativamente grande y pesada que se sitúa en el voladizo de fachada, debiéndose éste reforzar en la mayor parte de las ocasiones con tornapuntas de madera como refuerzo ■
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Todos los datos utilizados para elaborar este estudio, incluidas las fotografías, se tomaron en la primavera de 1.996. Los principales problemas que afectaban a los edificios del núcleo de Villar del Monte procedían de la ausencia de mantenimiento, especialmente de las cubiertas, debido a la falta de moradores en los mismos. Las estructuras de las cubierta comenzaban a estar afectadas de una manera irreversible, con un gran número de vigas podridas y de losas de pizarra de cubrición corridas. Los corredores exteriores también sufrían daños considerables.
A todo ello se sumaba el que, cuando los habitantes habían reformado ellos mismos las viviendas, no habían acordado con el resto unas pautas mínimas de actuación que evitaran perder la unidad del conjunto, tales como el respeto de los colores dominantes en los materiales originales, a las proporciones de huecos y a los materiales de carpinterías. También se empleaban con asiduidad las cubiertas de fibrocemento para sustituir a la losa de piedra y a la paja o la chapa galvanizada para reemplazar la madera de los voladizos de fachada.
Sin embargo, el trabajo continuado de asociaciones culturales para la defensa del patrimonio popular de la zona, como la Asociación de Amigos de La Cabrera, de personas como Severino Carbajo y su mujer, Pilar Ortega, de arquitectos como José Luis García Grinda, de organismos oficiales y, principalmente, de los propios vecinos de la comarca, que comprendieron la riqueza que estaban a punto de perder, han logrado que desde hace años el pueblo de Villar del Monte proteja su patrimonio y detenga -o, al menos, ralentice- el proceso de degradación al que estaba sometido.