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Viviendas. La Casa de Campo. Fernán Caballero, Ciudad Real. 

Fernán Caballero es un municipio de Ciudad Real situado en el noroeste de su provincia, a pocos kilómetros de la capital, en la parte norte del Campo de Calatrava histórico, en el centro de la Meseta Sur. Está situado a 614 m de altitud, en un llano delimitado por su parte oeste por sierras pertenecientes a los Montes de Toledo, con montes que van de norte a oeste. Su clima es semiárido, con precipitaciones anuales de unos 450 mm, veranos muy cálidos y secos e inviernos moderadamente fríos. Las lluvias se dan en otoño y comienzos del invierno, disminuyendo en primavera. Las nevadas en invierno son ocasionales, aunque no las heladas. Su población actual es de alrededor de mil habitantes.
Casa de Campo. Vista general
Vista general de la Casa de Campo desde su parte trasera, al noreste de la finca. En primer término se puede observar el cuerpo que aloja las cuadras y se continúa con el palomar. Al fondo, a la izquierda, restos de las alas sur y este del conjunto con puerta situada entre el patio y el corral. A la derecha de la imagen, la fachada norte con los contrafuertes construidos en su zona más cercana a la fachada principal.
Esta zona de transición entre los Montes de Toledo y la llanura manchega se caracteriza por la existencia de humedales, como la Tablas de Daimiel o distintas lagunas y ríos afluentes del Guadiana, siendo también conocida como la Mancha Húmeda. El color rojo de las tierras de la comarca delata la presencia de arcillas, suelo característico de Fernán Caballero. Los restos del importante vulcanismo que hace millones de años se dio en la zona son evidentes su término municipal, destacando el antiguo volcán del cerro de La Cabeza a escasa distancia del núcleo urbano.
 
Su entorno está habitado desde el Paleolítico, existiendo un yacimiento de dicha época al oeste de su casco urbano y otros más recientes, al sureste, cerca del cauce del río Guadiana, como la Motilla del Quintillo, de la Edad del Bronce. También hay restos correspondientes a la Edad del Hierro. Durante el Imperio Romano hubo distintos asentamientos documentados en la comarca que se continuaron durante época visigoda, quedando numerosos yacimientos en pueblos y despoblados de la zona. La vía romana que unía Toledo con Córdoba discurría por la zona oriental del término municipal y cruzaba el río Guadiana por un puente construido en las proximidades del territorio que ocuparía, siglos después, la importante ciudad musulmana de Calatrava, fundada a mediados del siglo VIII durante el gobierno del emir cordobés Mohamed I y despoblada siglos más tarde a causa de los cambios de poder originados tras la Reconquista y los problemas que conllevaban su proximidad al río.

Casa de Campo. Vista aerea
Vista aérea de la casa, tomada en 2009. 
Casa de Campo. Fachada principal
Casa de Campo. Fachada norte
Fachada principal a poniente. Realizada con muros de mampuesto de piedra cogidos con argamasa. Los huecos al exterior son escasos y pequeños. La puerta de acceso se encuentra a la izquierda de la fotografía. 
Fachada norte en su esquina con la fachada principal, oeste. En primer términos, los cuatro contrafuertes con los que se reforzó el muro correspondiente a las bóvedas tabicadas que cubrían las dos salas que había en este punto.
Casa de Campo. Ruinas lateral sur
Casa de Campo. Fachada principal y puerta
Restos de los muros de la crujía exterior de la zona sur. Realizados con mampostería de piedra hasta una altura aproximada de dos metros, se continúan con tapia de barro. 
Fachada principal, oeste. Este cuerpo corresponde a la parte más antigua de la edificación. La planta superior se encuentra hundida sobre las bóvedas que cubren la planta baja. 
A pesar de todo lo anterior, no se tienen datos históricos del núcleo urbano hasta la Reconquista de esta parte de Castilla en el siglo XII, fecha en la que existía una aldea que recibió el nombre de su primer señor y que estaba en el espacio protegido por el cercano castillo de Malagón, quedando después bajo el dominio de la Orden de Calatrava, que se encargó tanto de la expulsión de los árabes como de la repoblación de todo el territorio del Campo de Calatrava. La posición de Fernán Caballero se vio favorecida por el hecho de que el nuevo camino real que unía Toledo y Córdoba cruzaba su núcleo, mientras que la desviación a Granada se hacía por el paso antes citado que utilizaba la vía romana para cruzar el Guadiana. Su población e importancia aumentaron, recibiendo el título de villa en 1482. Durante el siglo XVI, la villa fue enajenada, incorporándose a la Corona junto a otros bienes de la Orden de Calatrava y siendo después vendida o canjeada a terratenientes nobles, pasando su gobernación a Malagón.
Casa de Campo. Ventana fachada norte
Casa de Campo. Huecos fachada principal
Una de las pocas ventanas de la fachada norte, correspondiente a las salas abovedadas, resuelta con un arco de ladrillo. 
Detalle de la fachada principal, con sus huecos adintelados con madera en los muros de mampuesto. El muro debió estar revocado, aunque no quedan restos.
Casa de Campo. Planta del conjunto
Planta general de la Casa de Campo, con sus medidas aproximadas y su organización general. El norte corresponde a la parte superior de la imagen.
Casa de Campo. Portada detalle
Casa de Campo. Portada
Un detalle de la puerta de acceso, con las vigas de madera utilizadas para abrir el vano y sujetar los portones. Desde el paso derecho se accedía a las habitaciones.
Puerta de acceso principal, con las jambas adornadas con sillares almohadillados y el arco adintelado de ladrillo que apoya en ellas.
Casa de Campo. Detalle del zaguan
Casa de Campo. Acceso a cuartos desde zaguan
Muro izquierdo del zaguán con el acceso a cuartos de la zona sur, hoy en ruinas.
Detalle del acceso derecho a los cuartos superiores desde el zaguán.
La villa, tal y como era a finales de 1578, aparece con el nombre de Hernán Caballero en las Relaciones Topográficas de Felipe II. En ellas se recogen, a modo de contestaciones, las características más notables del municipio, estimándose su edad en ese momento en 360 años. Su población era de 200 vecinos. Se citan como municipios próximos Malagón, Ciudad Real y Porzuna. No se cita a Carrión de Calatrava, a pesar de su importancia. También se destaca su proximidad al río Guadiana y a otro arroyo, posiblemente el río Bañuelos, que corría en años lluviosos y una laguna, llamada el Congosto. Las contestaciones describen la abundancia de pozos de agua dulce y la situación de varias fuentes en sus cercanías. 
 
El pueblo era “camino entre Toledo y Ciudad Real y van a Andalucía”. Los vecinos, salvo dos hidalgos que gozaban “de las libertades que los hijosdalgos suelen gozar”, se dedicaban a la agricultura y, en menor medida, a la ganadería. Sus tierras producían de manera natural abundante leña menuda, jarales y otras plantas de monte, cultivándose además trigo, cebada, viñas y algún olivar. La ganadería, siguiendo lo descrito por las Relaciones, no era muy numerosa, aunque se criaban ovejas, cabras, cerdos, vacas y bueyes. Los vecinos detallan también “una dehesa boyal junto a la villa para los bueyes y ganados de labor y otra dehesa de pasto y monte del pueblo y vecinos”. Guardaba “por voto la fiesta de San Agustín y votóse porque el Señor nos guardase los panes y frutos de la langosta que la había en aquel tiempo mucha”. 
 
En cuanto a sus viviendas y construcciones, las Relaciones aseguran que las casas de sus vecinos eran todas de planta baja “y de tapias de tierra y la madera se trae de lejos, de las sierras de Cuenca y otras partes”. El pueblo contaba con tres molinos: dos en el cauce del Guadiana, con dos aceñas cada uno, y otro en el Bañuelos con un rodezno. Además de la iglesia parroquial, las Relaciones describen una casa de hospital mantenida por el concejo y los vecinos y “en el término de esta villa, cerca de ella, una heredad de tierras de labor con una viña y olivares de don Diego Mesía del Campo, dicen que es patronazgo”, en lo que podría ser la primera alusión a la Casa de Campo objeto de este artículo. 
Doscientos cuarenta años después, en el Diccionario Geográfico Universal publicado en 1814 por Antonio Vegas, Fernán Caballero será descrito como una villa de ciento setenta vecinos que recogen cosechas abundantes de trigo, aceite y vino.  

Según el Diccionario Geográfico-Estadístico de Sebastián de Miñano, publicado en 1826, Fernán Caballero producía “copiosas cosechas de trigo, cebada y legumbres, aceite, vino, azafrán, patatas, barrilla, esparto, buena miel, caza y yerbas donde se crían muchos ganados lanar y mular”. Hay 166 vecinos y 599 habitantes. Además de la iglesia parroquial y un pósito, la descripción de la villa cita la existencia de una granja, llamada Casa de Campo, a la que el autor dedica un artículo separado aunque sólo se limita a nombrarla. La mera descripción por separado de la casa da una idea de la importancia que ésta tenía en esa época. 
 
Publicado en 1850, el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de Pascual Madoz cifra en 120 las casas que formaban Fernán Caballero, todas de planta baja. El término municipal contaba con mucho monte bajo y abundante caza, varias huertas con pozos y algunos olivos, siendo sus principales productos el trigo, la cebada, garbanzos y patatas, aunque en poca cantidad a pesar de tener fértiles tierras. La ganadería predominante era de vacuno y cabrío, además de bueyes y mulas de labor. El agua se describe como relativamente abundante, con el río Guadiana en su parte oriental y los ríos Becea y Bañuelos, éste más próximo al núcleo urbano, hacia el oeste.

Casa de Campo. Detalle del zaguan desde el patio
Imagen del portal de entrada tomada desde el patio.
Al igual que las obras anteriores, el Diccionario de Madoz describe los edificios más importantes del pueblo, como la casa consistorial y la iglesia de Ntra. Sra. de Gracia, ambas incendiadas por las tropas carlistas en 1837, además de un molino harinero, llamado de Carrillo, en el río Bañuelos, y otro sobre el Guadiana que recibía el nombre de Malvecinos y se encontraba abandonado. Se añaden a la relación dos granjas conocidas una como Campo Mojado y la otra como Casa de Campo, ésta última descrita en un artículo por separado dentro del mismo diccionario como una granja “situada a un cuarto de legua de esta villa, tiene magníficas habitaciones, y comprende excelentes tierras de labor y un olivar; pertenece al señor Conde de Montes-claros y Marqués de Valdefuentes”
Casa de Campo. Patio crujias sur
Casa de Campo. Patio
Restos de las dos crujías situadas al sur del patio.
El zaguán y cuerpo principal desde la parte sureste del patio.
Casa de Campo. Boveda
Casa de Campo. Patio bovedas
Detalle de la bóveda de mampostería de uno de los cuartos del cuerpo oeste.
Cuerpo oeste, con las bóvedas del zaguán y de los cuartos situados a su derecha.
La arquitectura popular de Fernán Caballero y su comarca se basa en el uso de la piedra y el barro, además de la madera. Las piedras utilizadas son principalmente cuarcitas, cantos rodados y, en menor medida, calizas y granitos. En las proximidades a antiguas zonas volcánicas también se emplean piedras de esta naturaleza. La característica tierra de la zona, con gran cantidad de arcilla, favoreció el predominio de la construcción con muros de tapia o ladrillos de adobe dispuestos sobre una cimentación y zócalo de mampuesto de piedra trabada con argamasa. Es muy frecuente que los muros de tapia utilicen, para el refuerzo de huecos y esquinas, ladrillos cocidos cogidos con morteros de cal y arena. Los muros de tapia se jalbegan con cal, aunque en algunos edificios se utilizan revocos lisos o esgrafiados. También existen construcciones cuyos muros se hicieron enteramente con mampostería de piedra trabada con argamasa. 
 
La estructura de forjados y cubiertas suelen realizarse con vigas de madera. A veces se encuentran bóvedas de piedra o ladrillo en los sótanos o cuevas de muchos edificios. Como cubrición se emplea la teja curva. 
 
Predominan en la comarca las viviendas de una planta y cámara, de sencilla construcción, con muros de tapial o mampostería. En la parte inferior se encuentran las dependencias vivideras, el corral, la cuadra y un pajar, mientras que la parte superior, bajo la cubierta, se utiliza como granero o cámara sobre forjado de madera y entrevigado de piedras o piezas cerámicas mezcladas con tierra. 
Casa de Campo. Acceso a cueva
Casa de Campo. Boveda en cuarto
Acceso al semisótano del cuerpo principal, desde el que se accede a la cueva que corre perpendicular a dicho cuerpo bajo el patio.
Bóveda de mampostería y ladrillo sobre uno de los cuartos con ventana en la fachada principal, el más próximo al zaguán.
Casa de Campo. Esquina patio detalle
Casa de Campo. Esquina patio
Restos de una de las esquinas de la construcción inicial, los muros de mampuesto se refuerzan con sillares. 
Esquina noroeste del patio, con muros de distintos materiales: mampuesto de piedra en el cuerpo original, ladrillo, piedra y tapial en las salas norte.
Casa de Campo. Sala abovedada
Casa de Campo. Salas y palomar
Una de las salas de la crujía norte, con los restos de las bóvedas tabicadas de ladrillo que la cubrían. Cuatro capas de ladrillo formaban estas bóvedas apuntadas.
Crujía norte del patio, con las dos salas cubiertas con una bóveda tabicada. En primer plano se observan los nidales del palomar que había en esta parte de la casa.
La Casa de Campo es una gran casa de labor aislada situada en las proximidades del cerro de la Cabeza, a poca distancia de Fernán Caballero. Se organiza en torno a un gran patio rodeado por las distintas dependencias que la componen. Aunque el conjunto hoy está completamente en ruinas, se aprecian distintas fases de construcción que fueron ampliando un núcleo original. Según la documentación consultada y sus características constructivas, el núcleo original podría estar levantado ya en el siglo XVI.

El programa se desarrolla en una única planta de gran superficie, con la excepción de la zona que se corresponde con la de mayor antigüedad y que tenía dos alturas sobre rasante. Esta zona, junto a las dos grandes salas adyacentes edificadas posteriormente, parece haber alojado, además de otros usos, la vivienda de los propietarios o de quienes estuvieran a su cargo, mientras que el resto del inmueble se compone de almacenes, cobertizos, dependencias para trabajadores asalariados, cuadras, pajares, palomares o guarda de otros animales. No se sabe con certeza la existencia de viviendas para los trabajadores dada la cercanía del pueblo. En la parte posterior hay un gran corral para ganado y dependencias construidas en la última ampliación del edificio, mucho más reciente. 
 
El acceso principal de la Casa de Campo se realiza a través de un gran portón situado en su fachada de poniente que da paso a un espacio abovedado, parcialmente hundido. El hueco del portón está decorado con dos jambas de sillares almohadillados y labrados en piedra caliza. Un dintel de ladrillo cubre este vano, que posiblemente ha perdido el adorno que lo remataba superiormente. La fachada oeste pertenece al cuerpo que parece ser de mayor antigüedad del conjunto, posiblemente modificado o reconstruido en diversas ocasiones, cubierto por bóvedas rebajadas perpendiculares a fachada. Las bóvedas están hechas de mampuesto de piedra y ladrillo, descansando sobre anchos muros de mampostería cogida con argamasa. El nivel superior de este cuerpo, realizado con muros de tapial, ha desaparecido por completo. Desde el zaguán al que da paso el portón se podía acceder, a través escaleras que parten de dos pequeños vanos situados a cada uno de sus lados, a lo que hoy es el nivel superior de la construcción, compuesto por cuartos abovedados de pequeño tamaño y cuyo uso parece haber sido vividero. Se han perdido los cuartos situados al sur del zaguán y los más cercanos al patio, permaneciendo aún los que hay junto a la fachada principal. Las ventanas al exterior de estas dependencias son de reducido tamaño y emplean dinteles de madera. Del zaguán se accedía directamente a un gran patio rectangular en torno al que se organizaban todas las dependencias del conjunto. Además de los dos niveles superiores, este primer cuerpo contaba con un nivel inferior consistente en una cueva o sótano que, partiendo de uno de los cuartos situados al norte, se extendía longitudinalmente ocupando parte del patio. Su bóveda también es de mampuesto de piedra. 
Casa de Campo. Puerta del patio al corral
Casa de Campo. Esquina del patio
Muro central de mampostería entre las dos crujías que cerraban el lado este del patio, con el paso para acceso al gran corral posterior.  
Imagen tomada desde el patio, con los restos de las salas norte al fondo y el muro central de las dos crujías situadas en su lado este.
Casa de Campo. Muro corral
Casa de Campo. Patio desde corral
El muro central y restos del muro de fachada al corral posterior.
El patio y portal de acceso, vistos desde el paso al corral.
El lado sur del patio se cerraba con un cuerpo de dos crujías que albergaban almacenes y otras dependencias. Actualmente solo quedan parte de sus muros en pie y restos de una cubierta de madera. Los muros son de menor grosor que los del primer cuerpo y algunos de ellos no se ejecutaron completamente con mampuesto, sino que se hicieron con tapia de barro a partir de una altura aproximada de dos metros. La cubierta de esta zona era de madera. 
 
En el lado norte del patio se levantaron dos amplias salas utilizadas posiblemente como zona vividera y cubiertas por bóvedas tabicadas de ladrillo. Los empujes de las bóvedas, apuntadas, tuvieron que dar problemas en los muros sobre los que apoyaban ya que los situados en la fachada norte se reforzaron con cuatro grandes contrafuertes de mampuesto para estabilizarlos. Quedan restos del arranque de las bóvedas en los que se puede observar que se ejecutaron con tres o cuatro láminas de baldosa o ladrillo cocido sobre las que apoyaba una cubierta de teja curva. Este cuerpo abovedado es más reciente que los dos anteriores, aunque se desconoce si se trata de una ampliación o de una reconstrucción, ya que los muros han sufrido distintas intervenciones, observándose tramos ejecutados con mampuesto de piedra como partes con tapial e intervenciones en ladrillo. Entre este cuerpo y el original quedan restos de un antiguo palomar, con los nidos aún visibles en sus muros.
Casa de Campo. Palomar
Casa de Campo. Restos salas y palomar
El palomar grande, con el muro al corral hundido.
El muro anterior, con los restos de las salas norte y del palomar grande al fondo.
El lado oeste de este gran patio quedaba cerrado mediante otro cuerpo compuesto por dos crujías destinadas a almacén, pajares, cuadras y otras dependencias auxiliares. Su cubierta, a dos aguas, estaba realizada con una sencilla estructura de pares de madera que apoyaban en el muro central, de mayor altura, y en los dos paralelos que servían de fachada. De este cuerpo se mantiene en pie el muro central, de mampuesto de piedra con partes aún revocadas. Se aprecian aún los huecos en los que se colocaban las vigas inferiores de la estructura de su cubierta. También queda un gran vano realizado con un dintel de madera, situado en el eje del zaguán de acceso, que permitía el paso de carros y ganaderías a la zona posterior de la finca. De los muros longitudinales laterales, de menor altura, quedan restos de ladrillo y piedras, habiéndose perdido sus elementos de tapial por la acción del agua. 
 
La parte oriental del conjunto se compone de un gran corral para ganado cerrado, en su lado oeste, por el cuerpo descrito en el párrafo anterior y, en su lado norte, por una ampliación de las dependencias auxiliares de la finca. Los frentes este y sur del corral quedaban protegidos por un muro de tapial sobre una base de mampuesto, hoy perdidos. Tenía dos accesos para carros, uno desde el patio, a través del vano que aún permanece en pie, y otro situado en un tramo de tapia que continuaba su frente oeste.
Casa de Campo. Establos corral
Casa de Campo. Palomar, interior
Imagen de las cuadras y establos situados en el corral a continuación del cobertizo. 
Interior del palomar grande, con los nidos.
La ampliación del lado norte es la de mayor tamaño y puso haberse realizado durante el siglo XIX. Está formada por varios cuerpos que forman una única crujía longitudinal en la que se suceden un palomar, un cobertizo y un tercer cuerpo destinado a cuadras y establos. Esta ampliación se realizó con muros de tapial apoyados sobre una base de mampostería de menor altura que la del resto de la finca y estaba cubierta con una estructura de madera sobre la que descansaban las tejas apoyadas sobre paja y tablas. El elemento mejor conservado es el palomar, en el que aún pueden observarse un enorme número de nidales para la cría de las palomas. Su distribución era muy sencilla, ya que se limitaba a dos muros interiores paralelos a las fachadas longitudinales de la construcción. Queda también parte de su cubierta, a cuatro aguas. Después del palomar había un cobertizo del que sólo queda el muro norte. Su cubierta parece ser a un agua y de menor altura que la del palomar. El último cuerpo que compone esta ampliación, de menor altura que los dos anteriores, albergaba unas cuadras para los animales de servicio de la propiedad. No quedan restos de su cubierta, aunque podría ser a dos aguas