Pueblos. Candelario, Salamanca. (En redacción)
Pueblo de montaña con construcciones muy características. Las casas, con su típicas "batipuertas", anchos muros de piedra y de más de dos plantas, pertenecen a la arquitectura popular de los lugares montañosos, condicionadas por la propia tradición chacinera de Candelario: tejado de grandes aleros para protegerlas de la nieve y grandes galerías con balconadas de madera destinadas al secadero del embutido. Normalmente las casas se estructuran en tres partes. En la planta baja, está el patio, donde se despiezaban los cerdos, y el picadero, que es donde se picaba, adobaba y fabricaba el embutido. La planta central era la dedicada a la vivienda, donde residían los dueños de la casa con su familia, y las personas que venían a trabajar en las tareas de la matanza. A Candelario llegaban de toda la comarca, pero sobre todo de La Garganta y Tremedal. La última planta, el desván, estaba destinada al secado y curación del embutido.
Hoy en día constituye un buen ejemplo de cómo la arquitectura se ha adaptado al relieve y a las condiciones climatológicas a las que está sometida. De su configuración son de destacar sus empinadas y enrolladas calles recorridas por "regaderas", que son canalillos con agua cristalina recogida de los neveros de su sierra.
Detalle de una calle de Candelario