Arquitectura religiosa. La estructura del haram de la antigua mezquita de Córdoba.
Asentado definitivamente el nuevo estado musulmán en la península ibérica y eliminadas las iniciales tensiones que habían surgido durante las primeras décadas de ocupación entre los grupos árabes, bereberes y sirios, Abd al-Rahman I decide en 785 la construcción de una gran mezquita en la ya entonces capital de al-Andalus, Córdoba, que será sucesivamente la gran obra de todos sus sucesores hasta poco antes de la caída del califato. Se construyó en el terreno de la iglesia de San Vicente, cuyos cimientos se descubrieron al hacerse excavaciones en el interior de la mezquita en la década de 1930.
La mezquita es el lugar en el que los musulmanes se reúnen para orar. A diferencia de las iglesias cristianas, en su interior no se desarrolla ninguna liturgia que necesite divisiones espaciales ni se utiliza ninguna iconografía centrada en la figura de Dios, no existiendo un arte figurativo religioso.
El esquema de una mezquita se basa en la casa de Mahoma en Medina, donde oraba con sus discípulos a un lado del patio cubierto. De este esquema desarrollado resulta un espacio acotado al que se accede por un patio descubierto (sahn) en el que hay una fuente para las abluciones (sabil). Por uno de los frentes del patio se accede a un amplio recinto cubierto por una techumbre normalmente plana sostenida por columnas (haram), donde los fieles se reúnen para la oración. El haram se ordena visualmente mediante un muro cerrado (qiblah), orientado a La Meca, en cuyo centro hay un hueco (mihrab), sin una función claramente definida, que concentra el adorno más ostentoso de la mezquita. A veces, el espacio más próximo al mihrab se acota (maqsura) o se coloca un púlpito (minbar) para dirigir la oración. El muro de quiblah en Córdoba no está orientado hacia La Meca dado que se adaptó a la trama urbanística tardorromana, respetando una calle y varias construcciones de esa época, aunque otras tesis achacan esa anomalía a otros motivos.
La sencillez espacial de la mezquita se refleja en su estructura. Se emplea profusamente el arco en los edificios, cubiertos normalmente con un techumbre plana y limitando el uso de bóvedas para cubrir espacios pequeños, como el mirahb o su zona adyacente. Lo único que destaca por su verticalidad es el alminar o minarete, torre desde la que el muezín llama a la oración.
La Catedral de Córdoba, antigua mezquita, vista desde su campanario, con las cubiertas del antiguo haram y el cuerpo renacentista de la Catedral en su centro.
Vista panorámica del haram de la mezquita (fuente: Wikimedia Commons)
La mezquita, construida en Córdoba bajo el reinado del emir Abd al-Rahman I (Damasco, 731 - Córdoba, 788) se dispuso en un espacio prácticamente cuadrado, de unos 78 m de lado, donde el acceso desde el patio al haram se realizaba a través de una arquería. Las columnas del haram se colocaron formando once filas dirigidas hacia el muro de qiblah (orientado aquí al sur en vez de a La Meca). Todos los fustes y capiteles de las columnas provenían de obras romanas y visigodas, lo que ocasionó un problema de dimensiones originalmente resuelto. Los fustes eran demasiado pequeños para un haram de las dimensiones que se pretendían para la nueva mezquita, con una superficie cubierta alrededor de 78 x 42 m, por lo que se realizó sobre el primer piso de columnas un segundo más ancho realizado con pilares rectangulares. Para aumentar esta anchura se utilizaron modillones de rollos formados por cilindros sin decorar. Evidentemente, este segundo piso de pilares sobre el que descansaban arcos de medio punto era inestable. En otras mezquitas construidas anteriormente se habían utilizado tirantes de madera para resolver el problema, aunque el efecto poco estético de dicha solución convenció al arquitecto de la de Córdoba a recurrir a un sistema romano empleado en el acueducto de Los Milagros de Mérida y colocar arcos de entibo, de ligera herradura, sobre las columnas bajas.
La estructura resultante no necesitaba de refuerzos especiales. La cubierta, al contrario de la norma habitual que la hacía completamente plana, se realizó mediante tejados corridos a dos aguas que apoyaban en la parte superior a los arcos del haram, viéndose el sistema favorecido por la mayor anchura de éstos. Para contrarrestar en los extremos el empuje de los arcos se idearon grandes pilares con planta en forma de T en la fachada al patio que, con el paso del tiempo, se mostraron insuficientes.
Los muros se realizaron con sillares regulares de buen tamaño, colocados a soga y tizón siguiendo un sistema romano mantenido por los visigodos. Exteriormente, se colocaron contrafuertes en los muros más por un sentido estético que estructural, coronando las fachadas con un adorno consistente en la sucesión de almenas dentadas. La mezquita tenía cuatro entradas. Una de ellas, la puerta de los Visires o de San Esteban, se conserva prácticamente inalterada en la fachada occidental. Data del año 786, según una inscripción del dintel. Por esta puerta accedían los funcionarios de la corte desde el palacio gubernamental, situado justo enfrente. Los trabajos de construcción de la mezquita fueron muy rápidos, durando apenas dos años, debido al propio deseo del emir y a la ya mencionada utilización de material procedente del expolio de antiguas construcciones romanas y visigodas.
Durante el reinado de su hijo Hixam I (Córdoba,757 - Córdoba,796), en 793, se ordenó construir en el entonces muro norte del patio el primer alminar, del que hoy no quedan restos visibles salvo una marca en el pavimento, realizada en el siglo XX, que refleja la posición exacta de su cimentación.
La primera ampliación de la mezquita se llevó a cabo por durante el emirato de Abd al-Rahman II (Toledo, 792 – Córdoba, 852) entre 833 y 848. Se encargó la organización de las obras al jefe de eunucos Nasr. La ampliación se hizo hacia el sur, derribándose el muro de qiblah y el mihrab y alargando el haram alrededor de 26 metros. El sistema constructivo fue el mismo que el existente, tanto en lo que se refiere al sistema de arquerías como a los muros exteriores. Sin embargo, la decoración de esta ampliación es mucho más refinada, no se empleándose material procedente de obras antiguas, y realizándose nuevos fustes y capiteles por tallistas de una gran calidad que, o bien copiaron antiguos capiteles corintios o bien realizaron otros de clara influencia bizantina. La obra de Abd al-Rahman II fue muy afectada por la ampliación de al-Hakam II y, siglos más tarde, por la construcción de la catedral cristiana.
Planta general de la Catedral de Córdoba, con el alminar (1) y el patio de abluciones (2) a los pies y las 19 naves que componen el haram. Las 11 naves de la parte inferior del dibujo (oeste) se corresponden con las de la mezquita original y las sucesivas ampliaciones de Abd al-Rahman II y de Al-Hakam II, mientras que las 8 naves de la parte superior (este) pertenecen a la última ampliación de Hixam II. El muro de qiblah se sitúa hacia el sur, a la derecha del dibujo, con el mirahb (6) Se observa la posición de la obra cristiana (4) en el centro de la antigua mezquita. Otros elementos destacados del edificio son la maqsura (3), la capilla de Villaviciosa (5) y la puerta de los visires o San Esteban (7)
Arquería de acceso al haram desde el Patio de los Naranjos, antiguo patio de abluciones de la mezquita, en su zona norte. Gran parte de los arcos fueron cegados para resistir el empuje de la estructura interior.
Esquina suroeste, con la fachada oeste a la izquierda y la zona de las arcadas de refuerzo del muro de qiblah a la derecha (sur), realizado en época cristiana para contrarrestar el empuje de las arquerías interiores de la mezquita.
Zona de la arquería que separa el haram del antiguo patio de abluciones, con los arcos cegados para reforzar el muro, situada a la izquierda de la puerta de acceso.
Detalle de la puerta de acceso desde el patio, con el sistema de doble columna y doble arco para ensanchar el muro y darle más capacidad de resistencia al empuje horizontal.
El califa Abd al-Rahman III (Córdoba, 891 - Madinat as-Zahra, 961) amplió el patio (sahn) de la mezquita hacia el norte unos 30 metros, derribando el alminar original y construyendo otro que hoy se conserva como torre de campanas de la catedral, si bien muy modificado porque su estructura fue reforzada en el siglo XVI forrando la torre musulmana al quererle dar más altura. También se intentó resolver el problema que causaba la elección del sistema estructural de arcos de entibo del haram, pues éstos tenían una tendencia natural a abrirse si no eran eficazmente contrarrestados sus empujes mediante el apoyo de los extremos de las líneas de columnas sobre contrafuertes de suficiente robustez en los muros norte (arquería del patio) y sur (qiblah). De hecho, al no haberse previsto este empuje por los primeros arquitectos de la mezquita, parece que algunas de las arquerías llegaron a desplomarse. Como solución, se construyó una arquería perpendicular al sentido de las hiladas de pilares que no resultó suficiente, ya que después de la reconquista cristiana se tuvo de nuevo que reforzar la estructura macizando los arcos de entrada al haram.
El califa Al-Hakam II (Córdoba, 915 – Córdoba, 976) realizó la ampliación más notable de la mezquita a partir del comienzo de su gobierno en 964. De la misma manera que ya se había hecho anteriormente, se derribó el muro de qiblah y se aumentó el haram 50 metros hacia el sur. Reutilizó algunas piezas de la zona derribada, como los mejores capiteles de Abd al-Rahman II. Al-Hakam II, sin embargo, pretendía superar todo lo que hasta entonces se había hecho en la mezquita y convertirla en la más admirable del mundo musulmán, utilizando para ello a artistas bizantinos que habían trabajado en los suntuosos detalles de la residencia de Madinat as-Zahra.
Además de aumentar el tamaño del haram, se organizó éste mediante un eje de simetría que iba de norte a sur, resaltando sus extremos mediante el empleo de elegantes cúpulas. El ambiente cercano al mihrab, la maqsura, se remarca mediante la construcción de dos nuevas cúpulas en los dos tramos laterales inmediatos, utilizando una estructura más compleja que necesitó de un mayor número de pilares que los empleados en el resto de naves.
Se siguieron utilizando columnas de mármol con capiteles corintios o compuestos, esquematizando tanto los motivos vegetales que llegaron a perder ese carácter. La estructura de las naves normales se mantuvo igual que la original, aunque la de las zonas cubiertas por cúpulas se hizo más compleja, multiplicándose los arcos y utilizándose abundantemente los lobulados, recubiertos con estucos muy decorados.
Las cúpulas de la mezquita se realizaron, según el modo oriental, entrecruzando arcos de tal manera que dejan un polígono en su centro. Bien aparejadas en la disposición de sus nervios, especialmente visibles en la cúpula más alejada del mihrab, llamada de Villaviciosa, registran pequeños errores de ejecución en las superficies que quedan limitadas entre aquellos (lo equivalente a la plementería gótica) La cúpula previa al mihrab se realiza mediante nervios que forman dos cuadrados entrecruzados que, a su vez, dan lugar a una estrella de ocho puntas en que se inscribe un octógono regular del suficiente tamaño como para permitir la construcción sobre este de una segunda cúpula de gallones. La pequeña dimensión de la cámara poligonal del mihrab se cubre con una venera realizada con estuco sin mayor función estructural.
A la izquierda, arquerías de la mezquita en las naves de Abd al-Rahman I, con fustes y columnas reaprovechados sobre los que descansan los arcos de la estructura. El distinto grosor de los arcos de medio punto superiores y los de entibo se resuelve con el recrecido de los pilares rectangulares. Arriba, sección constructiva del haram, con el apoyo de las cubiertas a dos aguas sobre las arquerías y el sistema de recogida de aguas.
Fue bajo el reinado del califa Hixam II (Córdoba, 965 – Córdoba, 1013), hijo de Al-Hakam II, cuando se llevó a cabo la última ampliación de la mezquita de Córdoba, promovida por su favorito y tutor Al-Mansur (Algeciras, 938 – Medinaceli?, 1002), que ostentaba realmente el poder. Posiblemente más debido a distintos motivos políticos que a una necesidad real de espacio, la superficie de la mezquita creció considerablemente al derribarse su muro oriental y ocupar, tanto el patio como el haram, una franja de unos 50 metros en esa dirección, con lo que se volvieron a recuperar las proporciones originales de la mezquita que habían sido modificadas mediante la sucesión de ampliaciones en longitud antes descritas.
Aunque la nueva superficie fue la mayor de las realizadas, la realización de la obra no fue más que una pobre imitación de las anteriores, siendo la organización del nuevo muro este la parte más ambiciosa que se llevó a cabo, aunque hoy se encuentra bastante desfigurada por las sucesivas restauraciones.
Se añadieron ocho naves laterales, tapiándose las puertas de la fachada este y se abriéndose once grandes arcos entre ambas zonas, permitiendo el acceso a la nueva superficie. La línea de dependencias situadas junto al mihrab no fue prolongada, con lo que las nuevas naves longitudinales eran dos tramos más profundas, llegando hasta el muro sur. No se continuó tampoco la hilera de arcos transversales que destacaba la zona de la maqsura en la ampliación de al-Hakam II, aunque sí se prolongó la arquería que separaba la parte del edificio de Abd al-Rahman II de la de al-Hakam II.
Detalle del techo decorado que reproduce al utilizado originalmente en la construcción de la mezquita, con viguería y entablado de madera.
En 1238, tras la conquista de Córdoba por las tropas cristianas y bajo el papado de Gregorio IX, se convierte en catedral, adaptándose la liturgia cristiana al espacio islámico mediante algunas obras que no provocaron destrucciones arquitectónicas. Se instaló una Capilla Mayor, cuya cabecera se situó bajo uno de los lucernarios de la época de al-Hakam II, aprovechando la centralidad que ofrecía el espacio rodeado por complicados arcos polilobulados y su bóveda en una de las zonas más ricas del edificio. El espacio comprendido entre dicho lucernario y el muro de fachada oeste fue elegido para intercalar, ya en el siglo XV, una nave gótica eliminando los tres primeros tramos de dicha ampliación. La bóveda que cubre dicha capilla, construida mediante ocho arcos que forman un cuadrado en su centro que se cubre, ochavándolo, con un casquete gallonado. Así mismo, y debido a su belleza, la zona del mihrab y la maqsura no fue modificada.
Nave gótica construida en el siglo XV, eliminando parte de la ampliación de al-Hakam II. Al fondo, la Capilla de Villaviciosa.
Bóveda de la Capilla de Villaviciosa, lucernario de la ampliación de al-Hakam II, con su sistema de ocho arcos que forman un cuadrado en su centro.
No fue hasta décadas después de completada la reconquista cristiana de España, cuando el cabildo de Córdoba ordenó la construcción de una catedral en 1523. Para ello se retiraron 63 columnas con el fin de construir una catedral exactamente en su centro. El alminar de la mezquita fue transformado completamente alrededor del año 1600, cuando se decidió darle más altura e imitar el aspecto de la Torre de la Giralda sevillana. Se consideró insuficiente su estructura y fue reforzada forrando la torre musulmana y macizando el hueco entre los nuevos muros y los antiguos, si bien quedan suficientes descripciones y dibujos de la época que permiten saber su diseño original. Destaca la doble escalera cubierta con tramos de arista separados por arcos de herradura. El daño causado a la gran mezquita supuso, sin embargo, la conservación de la mayor parte de ella, ya que el edificio se conservó en buen estado precisamente porque en ella había una catedral cristiana, lo que impidió su decadencia y ruina una vez expulsados los musulmanes de la península ■